A toda hostia - Redline (Takeshi Koike & Katsuhito Ishii, 2009)
Ambientada en un futuro muy, muy distante, presenciaremos la carrera más grande del universo, que se realiza cada 5 años y en la cual los competidores usarán todos los medios posibles e inimaginables para quedarse con el primer lugar. No existen reglas, sólo cruzar la meta.
"Sweet JP" ("Dulce JP") cumple su sueño, y se convierte en un corredor ganando un gran número de seguidores debido a su estilo retro de la moda y sus accidentes frecuentes y espectaculares al final de sus carreras. Él se las arregla con el dinero de la mafia que le paga por perder, a pesar de que está libre bajo fianza por algo posiblemente relacionado con el arreglo de carreras. Durante una carrera de calificación llamado Yellowline, explota el motor de JP. A punto de darse por vencido, se entera de que, por el voto popular, se ha clasificado para la prestigiosa y sin reglas carrera llamada Redline (línea roja) después de que otros dos pilotos abandonaron. La razón detrás de ésto es que el gobierno de Roboworld, siendo un planeta militar, se opone a la carrera y ha amenazado con la muerte a los que participen. JP participa en Redline, a pesar del peligro.
Como era de esperar, en 7 años de producción se pueden hacer grandes maravillas en el mundo de la animación. Es más, en tanto tiempo se debería de poder hacer una obra de arte animada. El caso es que, no calificaría Redline como una obra de arte, más bien llega al nivel de 'impresionante visualmente'. Está claro que el punto fuerte de la película es la animación; así y todo, pese a una realización impecable, para mi gusto falla un poco el tema de la dirección. Puede llegar a ser muy confusa en algunos momentos e incluso llegar a saturar al espectador. También es cierto que este tipo de animación se apreciaría muchísimo mejor si no tuviésemos que estar pendientes de los subtítulos. Los diálogos son bastante rápidos, lo cual hace que a la hora de fijarte en lo que hay en pantalla puedas llegar a perderte fragmentos de guión. Los momentos de acción están dirigidos muy al estilo videoclipesco, cosa que no me desagrada, pero puede resultar cansino. En resumen, una animación elaborada, diferente, rápida... muy rápida y en ciertos momentos brillante pero, si no estás acostumbrado, puedes llegar a saturarte por la inmensidad de colores y elementos moviendose en pantalla.
El problema más grande de Redline radica en su guión. Una historia manida, sencilla y sin trazas de originalidad, hacen que la película vaya por un camino en el que los momentos con falta de acción puedas llegar a aburrirte. El caso es que estos momentos son los menos y se nota que su guión encauza la historia hacia la propia carrera, la Redline, que ocupa gran parte del metraje de la película. A lo mejor es cosa mía, pero algo más de historia y menos acción no le vendría mal. De hecho, tengo un ejemplo clarísimo de lo que digo, se llama Tailenders y es un corto con exactamente la misma temática, pero con mucha más profundidad de guión que Redline; algún día comentaré algo sobre él.